Pase
mucho tiempo leyendo, analizando y revisando libros religiosos de todo tipo y
credos. Al concluir con todo esos libros tenía una vista de la humanidad la
cual me llevo a perder la fe en ella, pero no fue por la humanidad por la que
inicio todo, fue por las personas como mi padre. Aun hoy no creo en la
humanidad pero si en algunas personas.
Una vez terminaba
de leer los libros de un determinado credo, me enfrentaba con los que se
consideraban los “guías” de ese credo. Para mi desconcierto, encontré que muchos
dicen creer en deidades mencionadas en escrituras antiguas, algunos no tan
antiguas, pero luego de discutir por varios minutos con ellos en tendí que no
creen en la deidad; creen en las escrituras. Las recitan de memoria como si de cálculos
matemáticos se tratara, y por error, en uno de mis “Encuentros” con los “guías”
de los credos, me encontré con personas que a diferencia de los ya mencionados creían
en la deidad y no en las escrituras. Lo curioso es que los que recitan las
escrituras están convencidos que creen en la deidad y que viven a su agrado,
pero aquellos que no recitan las escrituras las conocían y por ello las viven;
y aunque muchas veces no hablan de ellas se puede notar que es así.
Una vez
me quede con algunos de ellos y me
dijeron algo que siempre tengo presente:
“No se trata de creer, mostrar, recitar, conocer.
Se trata de vivir.
Es como tener un manual en tus manos, si te lo
aprendes o no, no importa porque su significado no cambiara, además es solo un libo,
sin alguien que los interprete y use será basura.
Existen muchos credos y escrituras así como muchas
personas que las interpretar, pero pocos las usan.”... CONTINUARA.
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