viernes, 14 de junio de 2013

Sonreír, reír y felicidad son diferentes


Casi toda mi vida he sonreído sin ninguna razón aparente, he sonreído tanto que la mayoría de las personas creen que es una extensión de lo feliz que estoy.

Un amigo me dijo “Todos tenemos demonios internos, pero intenta no convertirte en un para ti o para otra persona.”, con esas palabras he crecido, madurado y cambiado, hoy puedo afrontar muchas cosas sin molestar a otro, algo que al parecer a muchos molesta. Las personas a mí alrededor me han visto sonriendo tanto que creen que así estoy “normal”, y no toleran ningún tipo de cambio, algo que me parece estúpido y ridículo.

Desde que conozco a una persona intento dejarle claro que puedo sonreír e incluso reír estando en la más profunda depresión, que mi sonrisa no es algo que sirva como referencia de mi estado de ánimo, pero aun insisten en ello, y siendo una persona que funciona con azúcar (entre más alta tenga la glucosa en mi sistema, más sonrió e hiperactivo me vuelvo) no se me hace difícil engañarlos, pero eso solo haría que me alejara cada vez más de las pesonas.

Si eres una persona “normal” no entenderás lo que intento decirte, pero si por algún milagro logras entender lo que intento decirte entonces comprenderás estas palabras: “La mejor forma de saber quien sonríe por felicidad, es siendo la razón de la sonrisa”.

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