Ha pasado mucho tiempo desde que inicie esta historia y quera
terminarla. Si has seguido el blog seguro sabrás que soy muy malo para los
finales, por lo que, si tienes alguna otra forma de terminar esta historia, con
todo el gusto la leeré.
¿Por qué no hay imágenes?
Porque no se dibujar, medio flojera y el blog es mío. wajaja WAJAJA WAJAJAJA!!!
… … …
Durante varios años anduve por el continente, dormí donde podía,
comí cuando había algo para comer; no fueron los años más felices de mi vida,
pero tampoco fueron los peores, a decir verdad, esos años hicieron que mi sueño
se hiciera realidad.
Una noche, debajo de un cielo frió y estrellado recordé la casa
en donde había crecido, la casa de mis padres… mi casa. Y la melancolía se
apodero de mí, por lo que emprendí mi viaje de vuelta. Esperaba desde un severo
regaño hasta ser rechazado por algún tiempo; para mi sorpresa, al llegar mis
padres me acogieron como si solo me hubiese ido por algunos días, hicieron las preguntas
que los padres preocupados le hacen a un hijo, “¿Cómo estás?”, “¿Ya comiste?”
sin olvidarse de la tradicional observación “Te ves más delgado”. Pasaron
varios días antes de que mi padre me preguntara la razón de mi partida, luego
de contársela, sonrió levemente y tomo de una de las paredes un letrero en
madera y me dio diciendo “Yo también quise
cambiar el mundo, mi respuesta al ¿Cómo? es esa”, sin decir nada más, se
marcho.
Han pasado más de cinco años desde ese entonces, hoy tengo dos niñas
que encontré en las calles y mi primogénito, a todos los trato como a mis
hijos. Cada vez que quiero decirles algo importante, termino diciéndoles lo que
alguna vez mi padre mi dijo. De alguna forma a quien busque estaba tan cerca de
mí que no lo podía ver.
No puedes cambiar todo el mundo, pero puedes cambiar pequeñas
parte de él y con el tiempo todo el mundo cambiara.
LETRERO: “Educa a los hijos del vecino y a tus hijos, para que
sean mejor de lo que tú eres, así no compartan tu pensar.”